Andy Barry -ingeniero de un departamento de innovación en la NASA- ha logrado fabricar con poco más que una webcam y un láser, un sistema de escaneado tridimensional para acompañar a tu impresora 3D doméstica. El truco consiste en que el láser realice un barrido sobre la superficie del objeto, mientras la cámara se ocupa de registrar las desviaciones del rayo –y por ende, lo cerca o lejos que se encuentra cada punto. Una vez recopilados todos estos datos, un ordenador se encarga de calcular el grosor del objeto y su forma. En palabras del propio inventor, el artilugio llegará al mercado a principios de este otoño, acompañado de una etiqueta de precio que marcará unos módicos 200 dólares/151 euros.
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