VIDA
La obesidad es una enfermedad que ha crecido rápidamente en toda la población,
incluyendo a los niños, en una magnitud alarmante. Pero, ¿cómo distinguir entre
un mero exceso de peso y una verdadera enfermedad con grandes consecuencias
emocionales y físicas de corto, mediano y largo plazo?
al borde de ser pandemia
Obesidad infantil,
VIDA 24 NOTA DE TAPA
La
La obesidad es considerada la enfermedad crónica no
transmisible más prevalente en el mundo. Debido a
su rápido crecimiento, la Organización Mundial de
la Salud (OMS) la considera una epidemia mundial
y sus cifras actuales también resultan alarmantes en la infancia.
Recientemente, el Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil
(CESNI) realizó un estudio en el que se compararon diferentes
trabajos epidemiológicos acerca de la obesidad y el sobrepeso infantil
en distintas poblaciones del país y determinó que 2.500.000
personas menores de 18 años tienen sobrepeso y obesidad.
Según la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud realizada por
el Ministerio de Salud de la Nación, durante el 2004-2005, la
proporción de obesidad en niños de entre 6 meses y 5 años es de
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El mayor contenido en grasas, azúcares
y calorías inclinan la balanza a
favor del sobrepeso.
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VIDA 24 NOTA DE TAPA
Alimentar a los bebes solo con leche materna al menos durante los
primeros 6 meses. Luego, es necesario complementar agregándole
de a poco otros alimentos diferentes, de todos los grupos.
Es importante tomarse el tiempo suficiente para darles de comer
bien, con tranquilidad, ayudándoles a que prueben otros alimentos
y se acostumbren a ellos.
A partir del año de vida, los niños pueden compartir la mesa familiar
y comer los mismos alimentos que consume el resto de la familia.
Cuando los niños se enferman, hay que darles de comer repetidas
veces, pequeñas porciones de comida sencilla y liviana. No
hay que reducir ni suspender la lactancia ni la comida de un niño
enfermo.
Cada cierto tiempo –todos los meses hasta que cumplen 6 meses
y luego cada dos meses hasta que cumplen 2 años–, es muy importante
controlar el crecimiento y el desarrollo de los niños. Esto
permite saber si están bien alimentados.
En los primeros años
6,4 a 6,7%. El Dr. Esteban Carmuega, director
del CESNI, afirmó que “la mitad de
la población adulta de la Argentina tiene
sobrepeso u obesidad y que de ella aproximadamente
la mitad ha comenzado en la
infancia o en la adolescencia. El promedio
de niños en el país finaliza su crecimiento
con 640 gramos de más (en relación con
las curvas de crecimiento de la OMS)”.
Y comentó que “se observa un fenómeno
que se repite en otros países de la región,
que consiste en un desplazamiento de la
obesidad hacia los sectores más vulnerables
de la población”.
A una escala global, la OMS determinó
que hay más de 20 millones de niños menores
de 5 años en el mundo obesos o con
sobrepeso, y se estima que un 10% de los
niños en edad escolar (entre 5 y 17 años)
padecen de obesidad.
“La obesidad es todo incremento de peso
a expensas del tejido graso de depósito
(adiposo) en grado tal que puede significar
un riesgo para la salud, ya sea en el momento
en que se produce o bien en años
posteriores”, definió la Dra. María Isabel
Rosón, doctorada en nutrición y autora de
varios libros sobre diabetes. Y señaló que
“este aumento resulta de un desequilibrio
entre el consumo y el gasto de energía, y
provoca un cambio en la composición corporal.
En efecto, el resultado es una menor
cantidad de masa magra –los músculos, el
esqueleto y las vísceras– en relación con la
grasa de depósito almacenada”.
“Es necesario ingerir alimentos porque
necesitamos energía y nutrientes esenciales
para el funcionamiento de nuestro organismo”,
explicó la Dra. Andrea Cotti,
jefa de la Sección Nutrición Infantil del
Hospital Universitario Austral (HUA).
Si por diferentes motivos se come más o
se gasta menos de lo necesario, la energía
se acumula en forma de grasa y el peso
corporal aumenta. En los niños, si el
aumento de peso es mayor al crecimiento,
hay riesgo de sobrepeso y obesidad.
Normalmente el equilibrio energético se
mantiene a expensas de diferentes sustancias
químicas y hormonas que actúan
sobre la saciedad y el gasto energético.
“Si se rompe este delicado equilibrio,
la balanza se inclina hacia la obesidad
y una vez que esta situación se instala
estamos en presencia de un individuo
obeso que requiere tratamiento”, agregó
la Dra. Cotti.
Todo queda en familia
La obesidad surge de la estrecha relación
entre la genética, aportada por los padres,
más el ambiente o estilo de vida, que abarca
los hábitos alimentarios y la actividad
física. Es una enfermedad multifactorial
que debe ser abordada desde diversos
aspectos: médico, epidemiológico, social,
político, económico y psicológico.
“Los genes, la predisposición familiar,
tienen una activa participación en el control
del peso corporal, en el apetito, en la
regulación de la energía y además, en la
cantidad y distribución de la grasa en el
cuerpo”, señaló la Dra. Cotti. Así, la genética
interactúa con el medio ambiente, que
condiciona la disponibilidad de comida y
la actividad física. La Dra. Rosón precisó
que la herencia o los factores genéticos son
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En la Argentina se observa la “obesidad de la pobreza” como consecuencia
de una mala alimentación.
Prevalecencia de estado nutricional
antropométrico según grupo de edad
(expresado en porcentaje)
Niños/as de 6 meses a 5 años
Adelgazamiento morboso
Desnutrición global
Acortamiento
Obesidad
1,2 %
3,8 %
4,2 %
6,6 %
Fuente: Encuesta Nacional de Nutrición y Salud ENNyS. Realizada por el
Ministerio de Salud de la Nación durante el 2004-2005
Niños de 6 a 23 meses
Adelgazamiento morboso
Desnutrición global
Acortamiento
Obesidad
1,0 %
3,2 %
4,4 %
6,4 %
Niños de 2 a 5 años
Adelgazamiento morboso
Desnutrición global
Acortamiento
Obesidad
1,2 %
3,9 %
4,6 %
6,7 %
responsables en un 30% o un 40% del desarrollo de la obesidad.
La capacidad para deshacernos de esas calorías extras está determinada
genéticamente. “Por esa razón, los niños que provienen
de una familia en la que uno de los progenitores es obeso tiene
un riesgo un 25% mayor de desarrollar obesidad; si ambos padres
son obesos ese riesgo se duplica”, afirmó el Dr. Carmuega.
Obeso, ¿por qué?
Dentro de la familia se comparten tipos de alimentos, tamaño
de porciones, formas de cocinar, número de raciones y otros
aspectos no específicamente nutricionales pero que acompañan
la comida y varían de familia en familia, transmitiéndose por
generaciones. Durante la niñez se inculcan los hábitos de vida
y son los padres quienes con el ejemplo modelan la conducta
de los chicos frente a la comida, la actividad física y el uso del
tiempo libre.
Los cambios del estilo de vida moderna han desplazado a la
alimentación casera por comidas pre elaboradas con mayor contenido
graso, azúcares y calorías que inclinan la balanza a favor
del sobrepeso. Agregó la Dra. Cotti que el
el sedentarismo, el tiempo prolongado frente al televisor, la
computadora y los videojuegos hacen que los niños gasten menos
energía, aumentando el peso corporal.
Además, en la Argentina se observa lo que se ha denominado
la “obesidad de la pobreza”, como consecuencia de una mala
alimentación carente de proteínas de alto valor biológico, pero
con exceso de grasas saturadas y de monosacáridos (azúcares
simples).
La Dra. Rosón enumeró otras posibles causas precisas de la
obesidad infantil: los factores ambientales, la falta de orden en
el horario de las comidas, las alteraciones hormonales y enfermedades
asociadas a estas; y los factores psicológicos y emocionales,
ya que muchos infantes recurren al consumo de alimentos para
calmar la ansiedad generada por numerosas razones y, a su vez,
como consecuencia por el sufrimiento que provoca la obesidad
en sí: discriminación de sus pares y baja autoestima.
¿Me preocupo?
Existen algunas señales que ayudan a pensar que el peso de
un niño es una preocupación. Más allá del aspecto físico (más o
menos robusto) es muy importante la actitud del niño hacia la
comida y la cantidad de actividades que realiza con esfuerzo físico.
Por ejemplo, hay que prestar atención si está muy ansioso y busca
golosinas, o come con insistencia fuera del horario de las cuatro
comidas básicas, o no logra una sensación de saciedad.
Un chico puede tener un peso mayor para su edad, sin embargo
lo importante es determinar la relación entre el peso y la
estatura que se calcula con el IMC (Índice de Masa Corporal),
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VIDA 24 NOTA DE TAPA
Los genes, que constituyen la predisposición familiar, tienen una activa participación en el
control del peso corporal, en el apetito, en la regulación de la energía y además, en la cantidad y
distribución de la grasa en el cuerpo.
Un indicador clínico de corpulencia Para
los chicos existen tablas según el sexo y
la edad que determinan si un niño tiene
riesgo de obesidad o si está obeso.
Implicancias y recursos
Entre sus consecuencias, la Dra. Cotti
explicó que varias investigaciones
han comprobado que la obesidad en la
niñez comparte los mismos problemas
con la adultez: hipertensión arterial,
alteraciones en los lípidos sanguíneos,
en el metabolismo de los carbohidratos
y diabetes, factores todos que aumentan
el riesgo cardiovascular. “Un niño obeso
compromete su salud tempranamente,
ya que también se asocia con alteraciones
ortopédicas, trastornos del sueño, enfermedades
cardiovasculares, problemas
dermatológicos, litiasis biliar y trastornos
psicosociales que conducen al aislamiento
y a la pérdida de la autoestima”, enumeró
la Dra. Cotti. Por eso, la obesidad infantil
debe analizarse desde dos perspectivas:
por un lado, las complicaciones a corto
plazo, y por otro, la fuerte asociación con
la obesidad adulta.
Esto demuestra aún más la necesidad
de prevención desde la pediatría. “Una
vez estudiados los factores causantes y el
impacto que la obesidad está generando
en el paciente, el tratamiento consiste
principalmente en trabajar sobre hábitos
de vida saludables”, señaló la doctora.
El futuro
El gran desafío en el tratamiento de
la obesidad infantil es la educación nutricional
y la prevención. Esta puede ser
encarada desde muy temprano, incluso
con el cuidado de la mamá embarazada,
ya que tanto el bajo como el alto
peso de nacimiento están vinculados
a la obesidad en la adultez. También
promover la lactancia materna previene
la obesidad.
El Dr. Carmuega afirmó que “la obesidad
es la pandemia de nuestro siglo. Por
eso, la mayor parte de los países destinan
recursos para el tratamiento temprano y
la prevención. Esta patología no sólo implica
una disminución de la expectativa
de vida, sino también de la calidad de vida
y el aumento de enfermedades cardiovasculares,
el cáncer y la diabetes”.
El Dr. Carmuega concluyó que “si
queremos ser optimistas en este tema es
porque estamos dispuestos a pagar los
costos que implica un cambio de paradigmas
en nuestra forma de alimentarnos
y movernos. Es posible, pero demanda
una clara decisión en todos los niveles: el
Estado, las instituciones, la industria alimentaria,
la comunicación en la familia y
los profesionales de la salud como agentes
de cambio”.
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