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lunes, 13 de septiembre de 2010

D.H. Lawrence, quien escribió en 1918: "Cómo comenzar a educar a un niño. Primera regla: déjalo en paz. Segunda regla: déjalo en paz. Tercera regla: déjalo en paz. Ese es todo el comienzo." ¿Podríamos ser más diferentes que eso hoy en día?

El consejo más refrescante que he oído últimamente viene, curiosamente, de D.H. Lawrence, quien escribió en 1918: "Cómo comenzar a educar a un niño. Primera regla: déjalo en paz. Segunda regla: déjalo en paz. Tercera regla: déjalo en paz. Ese es todo el comienzo." ¿Podríamos ser más diferentes que eso hoy en día?



Los padres ansiosos se han vuelto un común denominador de la cultura moderna: han sido llamados padres helicóptero, padres que empujan la nieve, aerodeslizadores y PFH (siglas en inglés de Parents from Hell = Padres del Infierno), y fueron ridiculizados frecuentemente. Durante años, los sociólogos se preocuparon de que la crianza híper involucrada convirtiera a los chicos en niños emocionalmente dependientes e inútiles para defenderse por sí mismos.



Ahora, una nueva investigación de Margaret Nelson, Profesora de Sociología en Middlebury College en Vermont, muestra que no son los niños los que sufren, sino los padres. Se vuelven tan enfocados en sus hijos que sus matrimonios sufren y a menudo se fracturan, pasan menos tiempo con sus amigos, con su comunidad y a menudo son muy infelices como resultado de ello.



Los papás y mamás de hoy en día están el doble de estresados que lo que estaban los de 1950. Parte de esto es nuestra propia culpa: el estilo de la tutoría intensa que escogió la clase media ha añadido a la miseria y a la carga - desde 1965 la cantidad de tiempo que las madres pasan en todas las actividades para el cuidado de los niños se ha elevado, a pesar de que más mujeres han entrado a la fuerza de trabajo.



En su nuevo libro, Parenting Out of Control, Nelson argumenta que parte de la razón por la extensión de nuestro abrazo hacia los hijos es la tecnología; desde monitores para el bebé hasta teléfonos celulares y sitios de redes sociales, que nos permiten comunicarnos, supervisar y espiar a nuestros chicos.



También encuentra que los adultos altamente educados, quienes también pasan más tiempo en el trabajo, son los padres más obsesivos. Hemos hecho de la paternidad una profesión, nos hemos esforzado en conseguir una "perfección" imposible, y nos hemos castigado al sacrificar nuestras propias vidas.



Es por esto que los padres necesitan tranquilizarnos, por nuestro propio bien. Deberíamos de regresar al modelo adoptado por el autor Británico, Tom Hodgkinson, cuyo libro provocativo y divertido, The Idle Parent: Why More Means Less When Raising Kids (Los Padres Inactivos: Porqué Más Significa Menos Cuando Criamos a Nuestros Hijos) es material de fantasía para los padres modernos. Él recomienda placer, risa, relajación, dejar a los niños en paz.



Y es difícil no estar de acuerdo con declaraciones como ésta: "Son nuestros hábitos, lo que crea a la miseria es el ver a la vida como una serie de cargas impuestas en nosotros por las fuerzas externas. Una vez que reconocemos que somos criaturas responsables y libres, la carga desaparece." Más placer, más risa, más imaginaciones libres - menos miseria, más caos y locura. Amén por eso.

http://www.tecnopadres.com/2010/09/13/oigan-padres-helicopteros-solo-dejen-a-los-ninos-en-paz/

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