Bradley Manning podría ser condenado a una pena de 52 años. La razón: extraer de las entrañas del Gobierno de Estados Unidos miles de documentos con información sobre las acciones y diplomacia que la Casa Blanca aplica en su política exterior.
Manning es un cabo del Ejército de Estados Unidos. A sus 22 años, estaba destinado a servir en una base en Iraq en donde tenía acceso a redes clasificadas del Pentágono, sin más restricciones que las de sus conocimientos del sistema de información.
El militar aprovechó la ocasión y copió cuanta información pudo de las bases de datos del Departamento de Estado para entregarla al ahora “enemigo” más sonado de Washington: Julian Assange y su sitio WikiLeaks.
Entonces Manning se convirtió en el enemigo íntimo y fue detenido. La Justicia estadounidense lo acusa de violar el Código Militar.
De acuerdo con dicho código, el uniformado faltó a su compromiso de ética que le impide mentir, engañar, robar o tolerar que otros lo hagan, en contra de las Fuerzas Armadas.
El comando de Investigación Criminal del Ejército estadounidense arrestó a Manning en mayo, en Bagdad. Permaneció detenido un mes en Kuwait, sin que se presentaran cargos. Posteriormente fue trasladado a un centro de detención en Virginia, Estados Unidos.
La Justicia de la Unión Americana lo acusa de filtrar información —entre videos y documentación digital— que explican operaciones en Medio Oriente, particularmente sobre las guerras de Iraq y Afganistán, además de información sobre gobierno y corporaciones internacionales.
Ahora, enfrenta un proceso judicial que podría culminar en una pena de 52 años de cárcel.
El daño no fue menor. Además de enfrentar a Estados Unidos con sus aliados en temas de diplomacia, al Gobierno le tomará años instalar por completo sistemas de alta tecnología para bloquear a posibles intrusos en sus sistemas.
LibreRed.net (Con información de Radio del Sur)
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