Palabras Presidenta reunión nacional del Consejo del PJ, Olivos.
martes, 21 de diciembre de 2010
PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN CRISTINA FERNÁNDEZ, DURANTE LA REUNIÓN NACIONAL DEL CONSEJO DEL PARTIDO JUSTICIALISTA, EN LA QUINTA PRESIDENCIAL DE OLIVOS.
Muy buenas tardes a todos y a todas, compañeros, compañeras; gobernadores; compañero secretario general de la CGT; consejeros partidarios: quería tener hoy esta reunión con todos ustedes, a pocos días de terminar el año del Bicentenario argentino; un año - debo reconocer - de fuertes contrastes porque creo que en lo que hace a la marcha de la política y de la economía en un mundo complejo y con serias dificultades, nuestro modelo, nuestro proyecto, iniciado el 25 de mayo, del año 2003, ha mostrado una solidez política, una sustentabilidad económica y por lo tanto, una viabilidad social pocas veces vista, en las últimas décadas de la vida política e institucional de nuestro país.
Y digo que también es de fuertes contrates porque por esas cosas, que no las decide ninguno de nosotros, si no que las decide Dios - a los que creemos en Dios y el destino para los que no lo creen - el hombre que comenzó esto que parecía realmente una utopía, un sueño irrealizable en la Argentina, del año 2003, nos demostró a todos los argentinos y especialmente también a nosotros mismos, que veníamos - y cuando digo nosotros hablo de la pertenencia, de la identidad de nuestro movimiento, me gusta hablar de movimiento y me gusta hablar de peronismo, siempre me resisto hablar de partido y de justicialismo, no sé porqué será. (APLAUSOS). Pero fue una perdida y obviamente - en mi caso - no solamente una perdida de carácter político; las perdidas de carácter político son siempre superables, sobre todo cuando hay vocación y militancia - sino una verdadera perdida personal. Por eso digo que es un año de fuertes contrates.
Pero como obligación que me he impuesto como Presidenta de todos los argentinos y además en nombre de las ideas y del movimiento por el cual ocupo este lugar, creo que debemos hacer un balance político de estos siete años y medio que han registrado un crecimiento económico del país, pero no un crecimiento cualquiera. Porque también hubo momentos, en los cuales el país creció a un 7 por ciento, un 8 por ciento su Producto Bruto, pero crecía expulsando gente del aparato producto. Esto fue un crecimiento con inclusión social, con fuerte inclusión social, a partir del propio modelo económico, pero también de políticas activas, en materia social como fue, por ejemplo, la incorporación de la Asignación Universal por Hijo, que me atrevo a decir es - tal vez - la medida de promoción social, de inclusión social, de incorporación social más importante que se haya tenido en las últimas décadas. Porque además tiene lo que tiene que tener para nosotros una política social: la dignidad de que no se trata de una dádiva, ni que está atada a una pertenencia político partidaria o de aparato. Es simplemente el derecho de todo menor de 18 años, cuyo padre o cuya madre no tengan trabajo, a tener una Asignación Familiar, a tener salud y educación.
Ayer, en una muy buena reunión que tuvimos por la tarde, con motivo de la firma del acuerdo social entre el sector de la construcción privado y el sector laboral, pero también con toda la cadena de valor, con todas las empresas, con todas las actividades, que por cierto es muy amplia, que conforman la cadena de valor, anunciábamos también los números de la economía, en cuanto a recaudación; un crecimiento - en lo que va del año - del 123 por ciento del superávit fiscal primario, respecto del anterior, y también antes de entrar aquí estaba leyendo otra medida que también a mi criterio confirma una de las características más importantes que ha tenido también este crecimiento, que no solamente ha sido con inclusión social, sino que ha sido de un carácter profundamente federal. Y lo decimos desde la pertenencia, en particular de esta Presidenta y en el anterior Presidente - a un país profundo, en el cual siempre reclamábamos contra los modelos centralistas que nos dejaban de lado.
El derecho también a la coparticipación con las provincias del derecho de exportación, respecto de la soja, que ha derramado a las provincias - hasta el 21 de diciembre - la suma de 7.300 millones de pesos y que si esto sigue así hasta fin de mes podrá llegar a 8 mil millones de pesos; esto es 2.000 millones de dólares extras a las provincias por afuera de los sistemas de coparticipación (APLAUSOS), que además obliga a cada provincia a coparticipar a sus municipios y además a afectar estos fondos, que históricamente y además por imperio de la Constitución de 1853, estaban solamente en cabeza de la Nación en obras de infraestructura, ha significado un fuerte impacto.
Yo no me canso de ir al país profundo y los intendentes que me dicen: "pude hacer esta obra, pude hacer esto otro con el fondo de la soja". Hasta me dijeron que en Río Gallegos con el fondo de la soja cambiaron los semáforos. ¿Es cierto que pusieron los nuevos? Una amiga me decía: "han limpiado los semáforos". No, le pusieron leds, digo yo, porque se veían más brillantes. Para que tengan una idea, me decía Máximo, que la cantidad de dinero afectado en la municipalidad de Gallegos para obra pública es casi igual a lo que le ingresó por coparticipación de la soja. Estamos hablando, por ejemplo, de la ciudad capital de Santa Cruz, la más importante en términos numéricos de toda la provincia. Esto da una idea del impacto de todas y cada una de las medidas que hemos tomado.
Ni que hablar del sistema jubilatorio; si algo se caracterizó - con anterioridad al advenimiento de Néstor Kirchner a la presidencia - fue el reclamo permanente de jubilados acerca de sus derechos. Primero, de los que estaban jubilados por lo que cobraban; y segundo, de los otros, de los que no habían podido jubilarse por efecto de falta de aportes o por efecto de las privatizaciones, o porque habían quedado sin trabajo, en un país que llegó a tener en el año 2003 un cuarto por ciento de su población sin trabajo, un cuarto de su población sin trabajo. Es como si, por ejemplo, todo el conurbano, hoy, no tuviera trabajo, para darle una idea de la magnitud de los números que estamos hablando. Digo, entonces, que también este tema ha impactado fuertemente y esto se ha derramado también, aunque no me gusta utilizar mucho la palabra derrame, porque en realidad derrame parece casi como algo que sucede porque sí y no porque uno lo ha impulsado. Y acá son sencillamente políticas muy activas que hemos dado en materia social.
Y ni qué hablar lo que ha significado el proceso de reindustrialización de nuestro país, el desarrollo del mercado interno; la defensa de nuestras empresas nacionales; la defensa del trabajo nacional que nos ha permitido tener un crecimiento, el más importante en nuestros 200 años de historia.
Y yo quiero hacer este balance porque lo hemos hecho muchas veces con incomprensión, por parte de muchos sectores que criticaron permanentemente todas y cada una de las medidas que hemos abordado. Sin ir más lejos, el 14 de diciembre - hace pocos días - cumplíamos un aniversario, un añito de la decisión de utilizar las reservas del Banco Central de la República Argentina para el pago de la deuda, que si Dios quiere, vamos a llegar ahora, a fin de año, con 5 mil millones de dólares más en reservas, de los que teníamos, cuando tomamos esta decisión, luego de haber pagado toda la deuda, lo cual ha significado un desendeudamiento neto más que importante. Una política de desendeudamiento que comenzó y que impulsó con mucho valor y aún muchas veces con fuerte pesimismo hasta entre los propios funcionarios, que en ese momento lo acompañaban al propio Presidente Kirchner. Lo recuerdo muy bien porque fui testigo y partícipe de numerosas reuniones, en la primera reestructuración de la deuda, cuando algún funcionario decía que eso no iba a ser aceptado y que no íbamos a tener éxito. Y bueno, tuvimos éxito en la primera reestructuración de la deuda y la decisión soberana de cancelar la deuda con el Fondo Monetario Internacional y luego la segunda reestructuración que encaramos - durante nuestra gestión - y que nos ha permitido prácticamente renegociar 92; 93 por ciento del total de la deuda soberana. Y ahora el abordaje de la última deuda que también, estamos hablando de deudas, por supuesto, de gobiernos anteriores, no de este gobierno, porque eso también es bueno recalcarlo.
El abordaje del desendeudamiento con el Club de París también es una tarea muy importante, que ha comenzado a desarrollar el señor ministro de Economía, con la única condición que pusimos para toda las otras cuestiones, que el pago de lo que debemos no impida, ni detenga, ni enfríe nuestra economía, ni el crecimiento. Porque además todo esto, hasta el año 2007, decían que lo habíamos hecho con viento de cola porque el mundo venía bien y entonces podíamos hacer lo que estábamos haciendo. Pero ahora, a partir del último trimestre del año 2008, el mundo se puso de cola, no es que había viento de cola - y si se me perdona la poca académica expresión, no te rías Kunkel, por favor - pero lo cierto es que pudimos en un mundo que todavía se debate, allí vemos a los que nos presentaban como modelos inexcusables y que debíamos imitar.
Yo recuerdo - lo repito constantemente - el modelo de Irlanda que era un modelo que nos exhibían y casi nos restregaban. Usted se va a acordar Pichetto, usted presidente del bloque, las veces que nos habrán hablado algún legislador de la oposición de ese modelo como el modelo más virtuoso a seguir. La deuda de Irlanda fue de 113.000 millones de dólares, lo que le inyectaron a Irlanda. Ustedes recuerden que cuando se declaró el default de la Argentina fue el default soberano más importante de la historia de un país, de un tamaño, de un volumen de la economía, de un número de población sustancialmente superior a Irlanda. Y un pequeño país, como Irlanda, tiene 113.000 millones de dólares de deuda. Está entre los 160 mil, más o menos, que serían defaulteado, allá en enero del 2001. Esto es para que veamos la necesidad imperiosa, no solamente nosotros, sino que creo que esto es válido para todos los argentinos de dejar de ir a almacén con el manual del almacenero, como decía Arturo Jauretche, mal que le pese a algún intelectual que no le gusta que cite a Jauretche porque dice que no tiene nunca el peso de un Umberto Eco o de un Focault, pero bueno es nuestro, sabe lo que nos pasaba, explicaba muy bien las cosas y de él aprendimos estas cosas que hemos aplicado. Porque además lo que hemos aplica en la Argentina no es ningún invento, no es ninguna marca registrada nuestra, es simplemente haber mirado y leído, haber hecho una correcta lectura de nuestra propia historia y de lo que pasó en muchos países cuando se tuvieron crisis semejantes.
Por eso digo, que además, el modelo sufrió su prueba de ácido, en el 2009, cuando el gobierno y el mundo tuvieron que enfrentar una de las crisis más importantes y nuestro gran objetivo fue precisamente defender las fuentes de trabajo, sostener el mercado interno, sostener la actividad económica, que es precisamente lo que nos ha permitido, en lo que va del año 2010, crecer al 9 por ciento, con una actividad industrial inclusive por encima de la actividad económica, con una recuperación en la generación de puestos de trabajo, con una reducción - leve - pero reducción del trabajo en negro sobre el que todavía tenemos mucho que hacer.
Esta es la Argentina que hoy tenemos y que ustedes la pueden ver, porque estos son números (los de la recaudación; la de las reservas batiendo récord; las del superávit fiscal; la del superávit comercial). Pero hay otras lecturas y hay otras visiones: la de la calle, la de la gente, lo que nos llega a nosotros concretamente de muchísimos compañeros, por ejemplo, de distritos donde en otras oportunidades, había que hacer un gran esfuerzo para ayudar a las familias a comprar un guardapolvo o un par de zapatillas para ir al colegio y las familias han podido hacerlo ellas. Y esto también forma parte de la dignidad de una sociedad; de la dignidad de un pueblo; de la dignidad de una nación.
Esto también lo vemos hecho solamente los peronistas, yo creo que nosotros tenemos, aquí apunta fundamentalmente lo que yo quería charlas también hoy con ustedes. Esto lo hemos hecho los peronistas dirigiendo el Estado con la responsabilidad que nos ha conferido el voto popular pero también acompañado por otros sectores de la vida nacional: movimientos sociales o movimientos políticos que no integran la institucionalidad de nuestro partido o la institucionalidad de la Confederación General del Trabajo, pero sí están total y absolutamente identificados con un proyecto nacional, popular y democrático, que creo que esta es la lectura más importante que nosotros tenemos que hacer.
Si nosotros hacemos una retrospectiva de nuestra historia como movimiento, y no me refiero únicamente a los años pasados, me refiero a nuestra propia génesis, desde nuestra propia matriz, cuando nacimos, en realidad no nacimos como lo que somos, nacimos como un aglomerado o desprendimiento de distintos sectores políticos que no se sentía identificados, hasta ese momento, con lo que estaba pasando en sus partidos o en su país, y se agruparon en torno a la figura de un hombre que supo representar un proyecto de país y llevarlo adelante; el nombre vino después, los títulos vinieron después. No se recuerda ningún título, ningún diario anunciando, por ejemplo, el 17 de octubre, mañana es 17 de octubre. Es más estábamos mirando, el otro día, con algún compañero, los comentarios de algunos diarios de lo que fue el 17 de octubre y el diario de mayor tirada, en aquel momento, que era el diario "Crítica" dijo que hordas de gente que no eran trabajadores, utilizaba el término de lumpen o una cosas así, de lumpenaje había llegado a la Plaza de Mayo y había producido desmanes o desórdenes. Esta era la visión del principal diario de la Argentina, acerca de lo que fue el 17 de octubre. Moraleja: nunca crean lo que digan los diarios más importantes porque nunca entienden nada de lo que pasa. (APLAUSOS).
Así que como verán todo cambia, pero algunas cosas siguen igual y se mantienen inalterable con el tiempo. Lo que se mantiene inalterable a veces con el tiempo es la falta de comprensión y también la falta de compromiso muchas veces con los intereses del país, con los intereses nacionales y algunos sectores que por practicar o verse como una corporación realmente terminan haciéndole mucho daño al país, a la sociedad, no a un partido o a un gobernante. Pero creo que no nos hemos reunido aquí para quejarnos, algo tenemos los peronistas que nunca nos quejamos, apechugamos y seguimos para adelante sin echarle la culpa a nadie y tratamos de hacer las cosas lo mejor posible. Y de esto se trata la tapa y el cuadro de situación que tenemos hoy, nosotros necesitamos seguir profundizando este modelo de crecimiento.
Yo lo decía, ayer, en la reunión de los trabajadores y de los empresarios, decía que en ese ámbito teníamos trabajadores legalizados, trabajadores en blanco, pero que era necesario seguir profundizando en el crecimiento, en la inversión también que el Estado impulsa fuertemente y en el sostenimiento de las variables macroeconómicas, cosa indispensable. Siempre la Argentina ha tenido en su historia una suerte de movimiento pendular, una suerte de movimiento donde se va de un extremo al otro. Y yo creo sinceramente que este proyecto ha podido sintetizar realmente algunas contradicciones que eran falsas contradicciones, en la República Argentina, como si mercado interno o exportaciones, que si industria o agroindustria, que si demasiado poder para los trabajadores, que si no...Yo creo que hemos podido demostrar, en estos siete años y medio, que podemos ir articulando - con dificultades, con debates, con discusiones, porque además somos una sociedad que está viva, muy viva - y hemos podido sintetizar un modelo que yo creo que incluye - porque esta es la gran diferencia con los otros modelos de exclusión - hasta los que no están de acuerdo con el modelo y se han llenado de plata con el modelo.
Miren la generosidad, la amplitud y el grado de inclusión, que plantea nuestro modelo político, económico y social, aún los que son duros críticos de él si uno mira los números de sus balances, si uno mira su rentabilidades que las puede medir muy claramente y cada uno de ustedes las ve en sus provincias, en sus ciudades, aún hasta los más duros críticos de este proyecto político han resultado beneficiado y la paradoja: aún los que todavía no han podido ser incluidos, los que tendrían más derecho a ser crítico con el modelo o con la situación porque todavía no han podido conseguir un trabajo legal, son - y esto está sociológica y estadísticamente probado - son los que más lo apoyan. Será porque visualizan tal vez más claramente. Porque como yo digo hay gente que sabe mucho, pero no entiende nada; y hay gente que no sabe tanto, pero entiende todo. (APLAUSOS). Y hay sobre todo en los sectores más populares, en los sectores que han sufrido y que son los que no tiene estrategias defensivas frente a los cambios de modelo o a las crisis, obviamente, son los que primero pagan los platos rotos de las crisis: los trabajadores, los que están precarizados, en fin son precisamente los que saben que este modelo es de largo aliento y que finalmente por sus propia necesidad termina incorporando a la mayor cantidad de gente posible, si no a toda.
De hecho vemos la cantidad de millones de puesto de trabajo generado, la reducción del índice de desocupación, el aumento en la participación de los trabajadores del PBI, que está en el orden del 47.8 por ciento, yo creo que vamos a llegar al 48 por ciento del PBI de la participación de los trabajadores. Esto es dato duro, esto es como yo decía ayer, no es que el superávit comercial es algo que pueda discutirse, no, es la diferencia entre lo que importamos y lo que exportamos; lo mismo que las reservas; lo mismo que el superávit fiscal primario; lo mismo que la participación de los trabajadores en el PBI, que se calcula matemáticamente, no es una cuestión opinable u observable.
Por eso digo que es importante seguir insistiendo en esto y lo decía ayer, cuando frente a los empresarios decíamos que lo que tenemos que dar todos es la certeza y la previsión de seguir manteniendo estas variables macroeconómicas precisamente para que haya mayor grado de inversión. Porque es el Estado el que ha garantizado esencialmente la demanda agregada. Y todos sabemos que no es cierto que la oferta viene antes que la demanda; nadie invierte si no está seguro de que lo que va a producir, sean bienes o servicios, lo va a colocar. Por eso cuando yo escucho hablar de previsibilidad digo que pocos gobiernos y pocas políticas han dado mayor previsión a la República Argentina y al inversor que este gobierno.
No debe ser casualidad, que ayer, Mercedes Benz haya anunciado que vuelve a producir camiones, que había dejado de producir desde 1994 en nuestro país. ¿Y por qué damos previsibilidad? Porque las grandes variables macroeconómicas están firmes y sostenidas; porque nuestros sistema financiero está solvente y muy líquido y porque además saben que hay un Estado que por sus convicciones y sus ideas sostiene que la intensificación del crecimiento de la actividad económica está basada en la demanda agregada y por supuesto también en conquistar nuevos mercados, a través de las exportaciones.
Pero para poder seguir incorporando valor, conquistando mercado, mejorando nuestra colocación y conquistando nuevos mercados, en materia de exportación, necesitamos también seguir agregando valor y ciencia y tecnología. Un dato importante e interesante: ya pasamos los 800 científicos argentinos repatriados en el plan, que se inició con la creación del ministerio de Ciencia y Tecnología. (APLAUSOS).
Y yo creo que este cuadro de situación, que hoy tenemos y que se repite en todos los estados argentinos; las obras de infraestructura que se están desarrollando a la largo y a lo ancho del país, las que están en marcha y las que están en proceso de licitación, las que están próximamente a licitarse en materia energética, en materia vial, en materia de infraestructura social hablan de seguir sosteniendo este modelo. Esto es lo que hace a lo que le interesa a la sociedad, que es fundamentalmente dirigentes que con responsabilidades institucionales se ocupan de resolver los problemas de la sociedad. Creo que esto es lo más importante y por esta parte quería empezar porque es en definitiva lo que le interesa a la sociedad, las cuestiones del partido, las cuestiones de discusiones internas normalmente alejan a la gente de la actividad partidaria.
Pero sí me gustaría - desde la política - tener una visión acerca de cómo nosotros hemos podido también revertir situaciones y quiero hablar con absoluta crudeza frente a todos ustedes porque creo que esto debe ser así, situaciones en las que muchos creyeron que este proyecto no tenía vuelta y en la que pensaron que en definitiva se había fracasado, como a partir no solamente de la voluntad política, que es muy importante, sino también de las razones porque si uno observa lo que fue la crisis que se inició a los pocos meses de mi mandato, en marzo del 2008, y que culminó con las elecciones del 2009, uno puede observar como la voluntad y la capacidad de la política pueden revertir situaciones que muchos creían definitivas. Y que creían definitivas porque nos han acostumbrado en estos años -esto no sucede solamente en la República Argentina, este es un fenómeno mundial- donde finalmente las corporaciones terminan, desde lo mediático o desde los intereses o desde las presiones, queriendo convencer a los partidos populares y democráticos que toda posibilidad de cambio es imposible y que todo aquel que se atreva a enfrentar a las grandes corporaciones, cae fulminado, como si fuera Zeus desde el Olimpo el que te manda el rayo o te lo mandan desde alguna redacción. Porque también ya sabemos que el Olimpo no existe.
Y fíjense que fue precisamente luego de lo que parecía una derrota política, donde se concretaron los logros sociales, no de un sector o de un partido, impensables en otro momento de la historia.
Díganme ustedes si alguno pensó que en la República Argentina se iba a sancionar una Ley de Servicios de Medios Audiovisuales que suplantara a la vieja ley de la dictadura que era sostenida y defendida a rajatabla por los intereses corporativos mediáticos. Díganme ustedes si alguna se pensó que podíamos recuperar del Estado la administración de los recursos de los trabajadores. Díganme si alguna vez se pensó -y acá me voy a dirigir sí, permítanme, a mis compañeros, al peronismo- que durante un gobierno peronista íbamos a sancionar, y lo digo con orgullo, una norma de amplitud de derechos como fue la del matrimonio igualitario, más allá de las diferencias que tuvieron...
Miren que amplios que somos, en otros lugares los...acusar a nosotros de sectarios, de excluyentes y no sé cuántas cosas más, sin embargo, fíjense ustedes si alguna vez se separó algún compañero o a alguna compañera porque tuviera un voto o una opinión diferente.
Si embargo, desde otros sectores aparentemente democráticos, se sancionaba o se expulsaba a aquellos que no votaban en consonancia con lo que disponía la dirección partidaria o la dirección de los bloques parlamentarios eventualmente.
Y yo digo que esto no es para criticar a nadie, simplemente es para mirarnos nosotros mismos las cosas que hemos sido capaces de construir, que hemos sido capaces de lograr entre todos, con una mirada de autocrítica por aquellas cosas en las cuales nos equivocamos y aquellas cosas también en las cuales no tuvimos la suficiente mirada y comprensión para entender que debíamos cambiar o rectificar una conducta, una medida o un comportamiento.
Yo creo sinceramente que nuestra mayor virtud en estos años ha sido creer en estas ideas y creo que ha sido también una virtud el insistir en la profundización de ese modelo que sin lugar a dudas, es el que va a seguir permitiendo la inclusión de millones de argentinos.
Creo también que tenemos una gran responsabilidad, la responsabilidad de no creer que ya está todo hecho; la responsabilidad de no ser conformistas; la responsabilidad de siempre saber que tenemos que ir por más de lo que hemos logrado; la responsabilidad de revisar lo que hemos hecho mal; la responsabilidad de rectificar todas y cada una de las cosas en las cuales nos hemos equivocado. Y creo que esta es una de las claves porque hemos aprendido que no somos infalibles; hemos aprendido que podemos equivocarnos pero, fundamentalmente, hemos aprendido que es necesario convocar a todos para poder seguir construyendo con amplitud el país que necesitamos.
Por eso quería agradecerles hoy a todos ustedes el acompañamiento en momentos difíciles; quería también agradecerles a todos aquellos que durante la presidencia de quien fuera mi compañero, el presidente Kirchner, estuvieron a su lado y que siempre estuvieron a su lado hasta que él dejó de estar al lado nuestro, aunque en realidad sigue, pero no está. Todo el mundo dice "sigue, sigue", son lindas las consignas pero son consignas. La verdad es que no está. Yo por lo menos lo siento así y lo vivo de esa manera.
Tendremos que tomar fuerzas, yo debo dar el ejemplo como su compañera porque, además, creo que él se merece que todos hagamos el esfuerzo porque él estaría haciendo mucha fuerza, estaría poniendo mucha voluntad, como la puso siempre, demasiada tal vez en algún momento, exceso de voluntad. Si en algo pecó fue en exceso de voluntad, de esa vocación de transformar, de no abandonar la lucha en ningún momento. Y yo creo que ese ejemplo que él nos dio, ese ejemplo de que nunca bajó los brazos, nunca bajó los brazos, aún en los momentos más difíciles, en los momentos de mayor soledad, en los momentos en los que las únicas voces que se escuchaban eran muy pocas, él nunca bajó los brazos, él siempre estuvo al frente.
Lo conocí así, no fue así únicamente siendo presidente, fue así desde siempre, desde la primera vez que perdimos una interna.
Miren lo que son las cosas, les voy a contar algo. La interna la perdimos con Puricelli, el actual Ministro de Defensa. La primera interna de la democracia fuimos a pelear contra Arturo Puricelli y nos ganó la interna, hoy nuestro Ministro de Defensa. Y recuerdo muy bien en nuestro local que cuando llegamos todos los compañeros con las pancartas, después de los cómputos, los que pasa...quién no ha vivido un momento donde perdió la interna y llegó al local que están todos los compañeros y las compañeras muertas, llorando, Daniel, ¿te acordás vos? Bueno, él estaba en otra lista, no estaba tampoco en la de Puricelli, estaba en otra lista, en la que salió segunda esta él. Terceros salimos además, terceros cómodos. Y recuerdo, cuando llegamos al local que él dijo "bueno, ahora hay que ir a saludar al que ganó". Un griterío, "no vamos", nadie quería ir, "vos está loco", un griterío. "Ah, no van, bueno, voy yo solo", dijo. Entonces salió, agarró una bandera y salió. Bueno, obviamente, salimos todos caminando atrás de él, me acuerdo, atravesamos la calle en ese entonces Roca, hoy Presidente Kirchner, y fuimos a saludar al local del doctor Puricelli que había ganado la interna y fue electo gobernador en 1983 en la provincia de Santa Cruz. Después le ganamos nosotros, pero esa es otra historia. Y bueno, siempre, pero...
Pero supimos ganar porque, primero, aprendimos a perder y siempre tuvimos hacia todos aquellos que habían llegado por la voluntad popular, por el voto, sea de una interna, sea de una general, el respeto que tiene que tener todo aquel que se identifica con el peronismo, por lo menos por la voluntad expresada libre y democráticamente en las urnas.
Una suerte que nosotros los peronistas no hemos tenido, porque no siempre se nos ha respetado y que tampoco hemos tenido en esta etapa histórica, debemos decirlo. Podemos hablar de la mala experiencia que hemos tenido, pero no mala para nosotros, mala para las instituciones que ha tenido el Parlamento este año, por ejemplo, un Parlamento donde por primera vez no se nos ha aprobado el Presupuesto a un Gobierno que ha llevado las cuentas como pocos -casi ningún gobierno- en la República Argentina y que, bueno, esperemos que se aprueben los pliegos de las Fuerzas Armadas en el día de mañana en el Senado de la Nación. Son las instituciones, no son los derechos de un sector o de un color político, son las obligaciones que tienen las instituciones de la democracia para con otras instituciones, en este caso, las Fuerzas Armadas de la Nación que, obviamente, deben tener su aprobación los pliegos que han sido propuestos por el Poder Ejecutivo en el marco de la ley.
Por eso digo que tenemos que hacer todos un gran esfuerzo de persuasión, de convencimiento hacia el resto de los sectores políticos y sociales de la necesidad de acatar las normas democráticas, las normas de la Constitución, las normas de las leyes. Porque nosotros, cuando hemos sido mayoría en el Parlamento siempre lo hemos hecho. Inclusive con holgura, más allá inclusive de la participación que le correspondía a cada fuerza política. Y lo digo mirándolo fijo al presidente de mi bloque de senadores al que siempre le reprochaba que daba más de lo que le correspondía proporcionalmente, él era más generoso; yo no quiero ser generosa, yo quiero ser justa, que es otra cosa.
Es como decía una importante dirigente judía, Golda Meir. Golda Meir le decía un día a Moshe Dayan: "Dayan, no se haga el humilde que eso es para...los humildes se pueden hacer los grandes nada más". Por eso digo que yo no me quiero hacer la humilde ni la generosa, simplemente una estricta justicia.
Pero creo que fue en el término institucional, por ejemplo, por referirme a un tema puntual que debe interesar a todos y que es el funcionamiento de las instituciones democráticas, un mal año en el Parlamento. Y fue un mal año, precisamente, en el año en que el oficialismo no tuvo mayoría. Porque siempre que el oficialismo tuvo mayoría, permitió la expresión y el funcionamiento de las minorías, pero además le dio las leyes a la Nación que la Nación necesita, que un país necesita.
Es notable escuchar hablar muchas veces a dirigentes de la oposición de previsión y certeza y no aprueban el Presupuesto. Realmente es poco sensato, poco coherente.
Quiero decir estas cosas porque es necesario que hagamos un balance, sin necesidad de criticar pero sabiendo que miren todas las cosas que hemos podido hacer con tantas cosas en contra y con tantas dificultades. Piensen un poco todos los argentinos, no solamente los que estamos aquí, cuánto podríamos hacer si además ayudaran, no al Gobierno, esto quiero que lo tengan claro, sino al país y, fundamentalmente, a quienes tenemos la responsabilidad de conducir el barco de la Argentina en momentos en que el océano o el mar global se muestra bastante complicado.
Yo creo que también desmitificar un poco esta cuestión que parece que de repente aparecieran o vieran a los jóvenes acompañarnos o de repente todo como por arte de magia hubiera comenzado a tener otra visión.
Nosotros veníamos, y todos lo sabemos, que veníamos creciendo fuertemente porque íbamos mejorando la situación y porque además, la gente comenzó a visualizar el esfuerzo que estábamos haciendo y cómo funcionaba el modelo y cómo muchas veces se tergiversaban, se ocultaba, se desinformaba, o se deformaba acerca de la verdadera realidad.
Y yo creo que lo peor que le puede pasar a una sociedad, en cualquier estadío, es no tener una correcta percepción de la realidad. Por eso creo que es bueno que haya muchas voces, que haya mucha pluralidad de voces, que no creamos que solamente nosotros, quienes integramos una fuerza política, podemos ser los únicos protagonistas, los únicos en llevar esto adelante, que necesitamos de la colaboración del resto de las fuerzas políticas, de las que por allí no tienen tanta identidad con nosotros pero sí también de los otros que tienen identidad con nosotros pero que no integran nuestro espacio.
Los peronistas en ese sentido somos un poco a veces, si no es peronista ya lo miramos medio un poco torcido; tenemos también que terminar con esas cosas, tenemos un mundo diferente, un mundo más amplio, tenemos muchos jóvenes, muchos chicos, mucha gente que por ahí se siente identificada con otros movimientos, con otros espacios. Tenemos que tener la suficiente amplitud de darles la participación para que se sientan parte de un país, de un proyecto.
Yo creo que en ese sentido tenemos que aprender de quien fuera el creador de esto, que cuando vino a la Argentina por última vez a morirse, alguien le dijo: "General, ahora me he hecho peronista" y él le dijo: "bueno, ahora se hace peronista cuando yo he dejado de ser peronista" le decía Perón. No sé a quién, a uno que había sido bastante gorilón parece y bueno, le había dicho que se había hecho peronista.
Pero a lo que voy es a lo siguiente: a la necesidad de vivir con mayor amplitud y yo creo que hay un mundo totalmente diferente; creo que vamos a vivir en los años que vienen cambios aceleradísimos. Si uno pensara mirando hace unos años atrás lo que era el mundo y lo que es hoy, nos tiene que dar la suficiente comprensión para saber que las transformaciones y los cambios son acelerados y que el que no entienda y pueda decodificar esos cambios que son además indefectiblemente se van a producir, más allá de nuestra voluntad, va a quedar rezagado y yo no quiero que este identidad política histórica, que es el peronismo, no sepa interpretar correctamente el momento histórico que estamos viviendo y perdamos una oportunidad más que importante.
Por eso la apertura, por eso la necesidad de la convocatoria, por eso la incorporación de miles de jóvenes a la política, miles de jóvenes que se han incorporado a la política y que muchos vieron con sorpresa desfilar el día que Néstor estaba allí en el Salón de los Patriotas Latinoamericanos, jóvenes que no se identificaban con nuestro partido, es más, jóvenes que venían con la imagen del Che Guevara en sus remeras al sepelio de un peronista. Si eso no es transformación de la sociedad, explíquenme qué es transformación, o que saludaban con el puño en alto cuando pasaban por allí.
Yo creo que estas cosas que son como síntomas, como señales que la sociedad envía, debemos tomarlas, debemos entenderlas y debemos ampliarlas para que sean miles y millones los que se sientan identificados con estas políticas, aún cuando no se sientan identificados con nuestra propia historia partidaria. Eso fue lo que hizo Perón en el '45, defender lo del Estado, el mundo que cambiaba, el mundo que venía. Ese fue el aporte más importante que hizo a la historia de los argentinos, que yo creo que es el aporte que todos nosotros debemos hacer en esta etapa que se avecina, que va a ser rica, que va a ser profunda, que nos va a dar la Argentina una oportunidad sin límites.
Créanme, he recorrido el mundo, formo parte de ese G-20, créanme que estamos en la Argentina y en la América del Sur ante una oportunidad histórica única de convertirnos en un país importantísimo en el mundo dentro de una región también muy importante. Todo va a depender de la inteligencia que tengamos y del esfuerzo que pongamos en articular, conciliar intereses y no en dividir.
Yo dije el otro día en la reunión del MERCOSUR que la historia de los 200 años de la región ha sido históricamente la de dividir para reinar que nos imponían desde afuera y que se imponía en esta hora la consigna de unir y gobernar, unir y gestionar, unir e incluir. Este es el mundo que viene y en el cual vamos a tener -y ya tenemos- oportunidades de mercados abiertos. Nunca la Argentina estuvo con este nivel de integración, con este nivel de participación en los mercados y las posibilidades son muy grandes y todos los sabemos, porque hemos escuchado a dirigentes, no nacionales, sino dirigentes importantes de otros países venir a contarnos a los argentinos...Hace poco estuvo el ex presidente Clinton en una importante reunión de empresarios explicándoles a los argentinos, por lo menos a los argentinos que estaban reunidos ahí, cómo estaba la Argentina.
Es que muchas veces tienen que venir a contarnos de afuera lo que nosotros mismos no somos capaces de ver y yo creo que tenemos que dejar atrás estos 200 años de mirar para afuera y comenzar, sin sacar la vista de todo lo que tenemos que hacer en el mundo, lo que tenemos que hacer acá para posicionarnos aún mejor en este mundo que viene.
Las oportunidades son únicas y yo estoy totalmente convencida de que lo vamos a hacer, porque lo hicimos en momentos mucho más difíciles. Lo hicimos cuando habíamos salido del default y la Argentina era una mala palabra en el mundo, donde a cualquier lugar que íbamos lo primero que te restregaban por la cara era "cuándo iban a pagar lo que debían", lo hicimos en un mundo donde, bueno, teníamos las dificultades internas de haber pasado una crisis institucional sin precedentes como la que vivimos en el año 2001.
Y con todo eso y con toda la desazón y apenas con el 22 por ciento de los votos, pudimos hacer una de las transformaciones más importantes de las últimas décadas en la República Argentina.
Por eso creo que hoy, en esta situación que tenemos como país y en este marco global, tenemos una oportunidad única de seguir profundizando y ampliando esta Argentina que, sin lugar a dudas, jamás imaginábamos que íbamos a poder construir en apenas 7 años y medio. Porque si uno mira en términos históricos el período de construcción, ha sido de 7 años y medio.
Es cierto también que cuando se cayó, se cayó en muy poco tiempo, pero eso lo dije en otra oportunidad: siempre lleva mucho menos tiempo destruir que construir, pero aún así, hemos hecho en 7 años y medio cosas inimaginables en el año 2003. Y estoy absolutamente convencida que tenemos la capacidad y la voluntad y las convicciones para seguir haciendo más y hacerlo también en un marco de dignidad nacional en donde, no solamente nos admiran por lo logros económicos, en donde no solamente nos admiran porque hemos logrado niveles de inclusión social más que importantes o por lo que somos capaces de producir en ciencia y tecnología, sino también por cuestiones que hacen a valores que también están por encima de las cuestiones económicas y que es también la dignidad de un país que ha vuelto a poner a los derechos humanos como ejemplo y somos también ejemplo de eso en el mundo contemporáneo, ejemplo del cual me siento muy orgullosa, primero, como argentina y, segundo, como peronista del lugar que ocupamos en materia de derechos humanos en un país donde se vivió una de las tragedias más grandes que se ha tenido en los últimos tiempos. Y lo hicimos, además, con la Constitución en la mano y con los jueces y las leyes de la Nación, que esto es lo más importante que puede exhibir una sociedad democrática: el respeto a la ley, el respeto a la Constitución. Y creo que este es el camino en el que debemos seguir.
También la necesidad, tal cual lo dije en mi primera cena de camaradería de las Fuerzas Armadas que esa iba a ser la única y última oportunidad como Presidenta que iba a hablar frente a nuestras Fuerzas Armadas de ese tema que era tema que ya debía ocuparse la Justicia y que de ahora en más, tal cual lo dije también el otro día en la última promoción de cadetes en el Colegio Militar de la Nación, incorporar a este proyecto industrialista también a nuestras Fuerzas Armadas en la nueva etapa que exige el siglo: la designación del titular de Fabricaciones Militares, Arturo Puricelli, en el Ministerio de Defensa, no es una casualidad, no es el hecho de que sea un comprovinciano; es la señal clara y concreta de lo que nosotros aspiramos, de lo que nosotros queremos para el rol de las Fuerzas Armadas en materia de industria de la defensa de ciencia y tecnología, de valor agregado, de conocimiento que, por cierto, estamos haciendo ya con construcción de radares civiles, militares y todo el plan que tenemos pensado llevar adelante de modo tal que no haya ninguna institución de la Nación que quede afuera de este proyecto que es un proyecto, reitero, para todos los argentinos.
Y en este marco también, la creación del Ministerio de Seguridad, ministerio que tiende a superar esta cuestión, esta antinomia falsa que se quiso plantear que los derechos humanos son algo contradictorio con la seguridad, como si la seguridad no fuera también uno de los derechos que tiene cualquier ciudadano o cualquier ciudadana. Pero esa seguridad tiene que ser dada también en el marco de la Constitución y del cumplimiento de las leyes.
Por eso, creo que es hora de ir dejando de lado falsas discusiones, que nos distraen del verdadero camino que es el camino de seguir construyendo una sociedad de inclusión.
Por eso decía ayer cuando presentábamos el Operativo Centinela, en el cual vamos a colaborar con la provincia de Buenos Aires, en 9.000 kilómetros cuadrados, viven 10 millones de argentinos, una cuarta parte de los argentinos. Yo lo decía ayer: poder separar lo que es lo social de lo que es estrictamente lo delictivo, ni caer en la creencia de que todo delito se origina en porque hay inequidades sociales, porque también sería absurdo, sino no habría cárceles en las sociedades desarrolladas, no habría cárceles ni delitos en los países con una gran equidad social y eso no es así. Todos sabemos que hay delincuentes aún también cuando tengamos un crecimiento y hayamos incluido a todo el mundo; lo contrario sería afirmar que, entonces, ser pobre es ser igual a delincuente y esto no puede ser de ninguna manera, es una falsa ecuación que no estamos dispuestos a sostener.
Por eso también creamos el Ministerio de Seguridad, porque nos interesa la valorización de la seguridad como un derecho de toda la sociedad. Y el fuerte compromiso que tienen que tener Fuerzas de Seguridad y Justicia en un tema que nos alcanza absolutamente a todos.
Pero también debemos decirlo -y esto no es negar el problema- si uno -y esto lo dice la gente que viene de afuera del país- también mira la situación de la Argentina comparativamente con otros países de la región, nuestra situación dista mucho, afortunadamente, de la situación que desgraciadamente viven países hermanos en materia de seguridad. Esto no es justificativo ni es sentarse a mirar como le va mal al otro y si me va un poco mejor a mí; al contrario, es simplemente para que coloquemos las cosas en sus justa medida y, por lo tanto, los problemas no pueden ser minimizados bajo ningún punto de vista, no pueden ser ocultados, pero tampoco pueden ser utilizados y sobredimensionados para ser instrumentados políticamente, porque eso también contribuye a generar inseguridad y malestar en la sociedad.
Yo lo que creo, sinceramente, es que los argentinos debemos dedicarnos a mejorar las cosas y no a molestar a los otros para que los otros se sientan peor por intereses políticos o porque determinadas cuestiones.
Por eso, creo que todas estas decisiones que hemos tomado y las que seguiremos tomando todos los días, porque todos los días hay que gobernar y se toman decisiones desde la primera hora de la mañana hasta la última hora de la noche.
Me acuerdo que cuando Kirchner era presidente habían caracterizado al gobierno de él como un gobierno decisionista, si mal no recuerdo algunos análisis algunos politólogos, como se tomar decisiones fuera casi un defecto y es lo que hace cualquier persona en su vida cotidiana y se imaginan lo que tiene que hacer un presidente o una presidenta en este caso en un país que toma decisiones de la más variada índole, desde la mañana hasta la noche y además tratando de acertar en todas, lo cual también implica un riesgo importante.
Por eso quería tener esta charla, y para finalizar porque si no la estoy haciendo demasiado larga, con todos los compañeros que es una suerte de balance de fin de año, pero también de perspectiva sobre lo que viene.
De balance de fin de año porque normalmente, cuando un gobierno, como en este caso el gobierno que me toca encabezar cumplió 3 años el 10 de diciembre, normalmente en todos los otros gobiernos siempre hay un balance de gestión que hacen los propios medios de comunicación. Esta vez pasaron algunas cosas en la Argentina casi ex profeso para que estuviéramos ocupados de esas cosas y no pudiéramos hacer el balance. Porque si se tuviera que haber hecho el balance de los 3 años o del último año, ¿qué cosa hubieran tenido que colocar? ¿Que nos fue mal con la política de utilizar reservas? No. ¿Que nos fue mal con el tema de colocar nuestra producción en el exterior? No. ¿Que nos fue mal con la cosecha y que teníamos que importar trigo, maíz y carne? No. ¿Tendrían que haber puesto que nos habíamos quedado sin energía y por lo tanto no habíamos podido producir? No. ¿Tendrían que haber puesto, por ejemplo, que no había capacidad para comprar? Bueno, ustedes ven lo que está pasando en la calle, no solamente en los shoppings sino hasta en los supermercados pequeños o los propios negocios minoristas que han reconocido o las propias empresas cuyas ventas han crecido entre el 15 y el 20 por ciento. ¿Qué hubieran tenido que poner? Hubieran tenido que poner resultados positivos. Ni siquiera digo "éxito", la palabra "éxito" es una palabra pretenciosa, éxito tienen los artistas y yo no soy una artista. Resultados tienen los gobiernos y tendrían que haber exhibido esos resultados y haberlos comparado además. Porque si nos comparaban antes con los que le iba bien afuera, hubiera que compararlos también ahora con el mundo externo en el cual las cosas no están tan bien.
Yo creo que -y estas no son teorías conspirativas ni nada- hay muchas veces cierto grado de mezquindad política por allí o cierto grado de miopía, ni siquiera mezquindad porque es una palabra dura y fea, solo miopía. Porque no es que le fue bien al Gobierno, le fue bien a la Argentina. Los que están comprando hoy, los que van a disfrutar su Noche Buena, los que pudieron cambiar el auto, nuevo o usado, los que pudieron comprarse una moto como esa chica en San Juan que me mostraba su motito y su chapa que justo le había tocado CFK 011, y la mostraba orgullosa, increíble, son compatriotas nuestros, el crecimiento de la economía, la rentabilidad de nuestros empresarios en sus balances, la conquista de los mercados, estas son las cosas que tendrían que haber salido.
Y bueno, si siempre pasa en diciembre, me dice acá Pampuro que un poco de experiencia tiene, porque creo que, bueno, eso también debemos cambiarlo los argentinos, no podemos seguir más llegando a diciembre y esperando a ver qué lío se va a armar políticamente. Tiene que terminar esa forma de hacer política antigua basándose en el fracaso del otro, basándose en que al otro le vaya mal para que a mí me vaya bien. Eso nunca dio resultado, lo que da resultado es ser mejor que el otro trabajando más que el otro y esforzarse más que otro. No solamente pasa para los gobiernos, sino también para la vida cotidiana.
Pero bueno, el balance yo creo que es bueno y creo que es ese balance el que nos debe hacer redoblar los esfuerzos y, fundamentalmente, las convicciones de que es posible cambiar las cosas, de que es posible hacerlo, de que es posible tener un país mejor que, además, nos lo merecemos los argentinos.
Agradecerles a todos ustedes, pedirles que pasen las fiestas con sus seres queridos, que los disfruten, que estén junto a ellos y que este 24, cuando todos puedan levantar su copa, se acuerden de él porque, como les dije ayer a los periodistas, fue un buen presidente, pero lo que es más importante, por lo menos para mí, fue un gran compañero, fue un gran cuadro político que tuvo la Argentina y con el cual tuve el honor y la felicidad de compartir junto a él 35 años que no fueron, es cierto, mirando televisión y tomando mate, que no tiene nada de malo, está bueno eso de mirar televisión y tomar mate, fueron 35 años muy intensos, tal vez, demasiado intensos y aquí estamos. Esto también lo hacemos por él, él nos estaría diciendo "no aflojen, vayan para adelante y sigan con todo porque es lo que vinimos a hacer, a cambiar la Argentina".
Muchas gracias a todos y a todas. (APLAUSOS)