Escrito por: Ana Paula Flores
No hay nada peor que ir a trabajar a un lugar donde el jefe tiene todos los taches que se puedan poner. Es acosador, intrusivo, controlador, difícil y mezquino. Además, siempre olvida sus reuniones y nunca te da una buena retroalimentación. Si vives frustrado y sientes que no hay nada peor que llegar a trabajo, no pares de leer.
¿Qué pasa si tu jefe no sabe que es malo?
Es necesario comprender, inicialmente, que tal vez tu jefe no sepa que es malo. Muchas veces la definición de “malo” depende de los empleados, de la gestión de habilidades y de las circunstancias.
Un gerente que no interviene puede no darse cuenta que su falta de dirección y retroalimentación lo convierten en un mal jefe. Posiblemente piensa que con ello le da mayor poder a sus empleados.
Por otro lado, un jefe que parece ser demasiado controlador, sólo refleja inseguridad y falta de certidumbre en su trabajo. No se da cuenta de lo incompetente que puede parecer para aquellos empleados que mantienen control sobre sí mismos, son competentes y seguros.
También
es posible que tu jefe carezca del entrenamiento adecuado para dirigir un equipo o se encuentre tan abrumado con tus tareas que no tenga tiempo para darte apoyo. Quizá fue promovido muy rápido o tenga tantas responsabilidades que se ve rebasado. En estos días en que
la reducción de personal es un fenómeno que aqueja a todas las organizaciones, las tareas que antes hacían muchas personas deben ser realizadas por algunos pocos.
O simplemente puede ser que tu jefe no comparta tus valores. Las nuevas generaciones buscan empleos en los que puedan disfrutar de sus vacaciones y balancear su vida con el trabajo. Desafortunadamente, no todos los jefes tienen esta visión y su manera de trabajar puede parecer tirana y explotadora.
¿Qué hacer?
La experta en recursos humanos, Susan Heathfiel, recomienda algunos tips para enfrentar esta desafortunada situación.
- Habla con tu jefe, dile qué necesitas en términos de dirección, apoyo y retroalimentación. Sé diplomático y tus necesidades. Decirle a un jefe que es malo puede ser contraproducente y no te acercará a tus metas.
- Pregúntale a tu jefe si hay algo que puedas hacer para ayudarlo a alcanzar sus metas. Asegúrate de escucharlo bien y de proveerle lo que necesita.
- Pide consejos a jefes de otras áreas de conozcan bien al tuyo. El propósito es que incrementes tu experiencia y alcances tus objetivos.
- Si has realizado todas estas acciones y no han dado resultado, ve con el jefe de tu jefe y pídele apoyo. También podrías ir con el personal de recursos humanos y pedirles un consejo. Recuerda que tu jefe nunca te va a olvidar, así es que lo mejor es que actúes por el bien de ambos.
- Es posible que después de estas acciones tampoco notes ningún cambio. Así que platícalo con tus compañeros de departamento y pídeles que en conjunto platiquen con tu jefe para que pueda observar el impacto que su comportamiento tiene sobre sus empleados.
- ¿Consideras que tu jefe no va a cambiar su actitud? Habla con las personas de recursos humanos y pide tu transferencia a otro departamento, esto sólo si realmente amas la empresa para la que laboras y el trabajo que realizas.
- En caso de que no sea posible una transferencia, comienza a buscar un nuevo empleo. Es mejor comenzar de nuevo que pasar la mayor parte de tu día en un lugar donde te sientes desmotivado y no te deja crecer profesionalmente.
La próxima semana te daremos consejos para enfrentar a los jefes que saben que son malos y disfrutan serlo. Mientras tanto ve practicando estos consejos.
Si ya te enfrentaste a esta situación y saliste airoso, platícanos que estrategias seguiste para cambiar la actitud de tu jefe.